Recordando a Luigi Nono
Recordando a Luigi Nono
Roberto Fabbriciani
·2023-11-28·7 Minutos de lectura
Roberto Fabbriciani
Traducción: Ana Lara
Descubrí la música contemporánea cuando estudiaba en Siena, en la Accademia Musicale Chigiana con Severino Gazzelloni.
Gazzelloni era excepcional, un espíritu libre y juguetón. Junto a los grandes maestros clásicos nos proponía, a nosotros los estudiantes, partituras de autores contemporáneos que con frecuencia estaban dedicadas a él. Conocí la música de Bruno Maderna, de Goffredo Petrassi, de Franco Donatoni, de Pierre Boulez y de Luigi Nono.
Se abrió ante mí un nuevo mundo sonoro, lleno de estímulos y de posibilidades futuras. Admiraba la maestría con la que Gazzelloni abordaba este repertorio, totalmente fascinado por su brío, por su interpretación extremadamente natural y comunicativa.
Con todos los compositores con los que he trabajado, he tenido ante todo una relación humana, una amistad que se completaba con intereses profesionales comunes. La música era motivo de afinidad.
Esto me permitió estar siempre consciente de lo mucho que tenía en común con los compositores con los que trabajaba o de lo lejos que estaba, a nivel de ideas, de ellos, logrando así interpretar su música respetando plenamente sus peculiaridades estilísticas.
Conservo recuerdos intensos de cuando era joven. Tenía curiosidad y entusiasmo por lo nuevo.
Los intérpretes y los compositores se confrontaban, se provocaban y, a veces, se desafiaban; los festivales se habían convertido en verdaderos laboratorios, talleres renacentistas. Desafortunadamente, este impulso se ha debilitado con el paso de los años.
Como dije antes, era el momento justo. Todos, de una manera o de otra, teníamos la necesidad de lo nuevo.
Pensemos en el empleo de los sonidos multifónicos para los instrumentos de aliento que, en los años sesenta, abrió nuevos horizontes, surgieron nuevos caminos. Y todo esto gracias a algunos instrumentistas aventureros, valientes, experimentadores que crearon por primera vez estos sonidos maravillosos.
Después de haber colaborado con Bruno Bartolozzi, realicé mi propio tratado de sonidos nuevos, no para ser publicado sino para utilizarlo con los compositores con los que colaboraba.
El instrumentista es, con frecuencia, creador de sonidos, un intérprete de lenguajes. Con frecuencia se descubre coautor, junto al compositor, porque es el sugeridor, el provocador, el acentuador; es la figura del intérprete la que exalta el pensamiento mismo del compositor.
De entre los compositores con los cuales he colaborado, seguramente Luigi Nono ocupa un lugar especial. Luigi Nono nació en Venecia en 1924 y murió en Venecia en 1990.
Fue en 1978 cuando Luigi Nono me pidió una cita para hablar de una colaboración. No tenía ningún proyecto, más bien buscaba nuevas ideas para innovar en su camino compositivo. Nos encontramos con frecuencia en Venecia o en otros lugares. Habíamos proyectado algunas ideas sobre las nuevas sonoridades…. le hice escuchar algunos sonidos con las nuevas técnicas instrumentales y quisimos probarlas con la ayuda de las máquinas transformadoras de sonido. Después de los experimentos realizados en Milán en el estudio de fonología, comenzamos a trabajar en el estudio experimental de la SWF en Friburgo, Alemania. En Friburgo estaban las máquinas más innovadoras que permitían elaborar y transformar el sonido, así como espacializarlo a través de live electronics. ¡Sonoridades que no llenan el espacio, sino que lo descubren, lo revelan!
Recuerdo los momentos de entusiasmo durante las improvisaciones. Luigi Nono hacía apuntes a partir de lo que escuchaba. El director de electrónica Hans Peter Haller y sus dos ingenieros de sonido Rudolf Strauss y Bernd Noll manejaban la electrónica en tiempo real. Utilizábamos todas las posibilidades del estudio: delay, vocoder, filtros; también el sonoscopio. Técnica y tecnología al servicio del pensamiento. Todo se grababa en grandes cintas magnetofónicas que nos permitían volver a escuchar el material. Continuamente nos encontrábamos frente a novedades sorprendentes. Nuestro itinerario se hacía al vuelo, no había un objetivo claro como punto de llegada, solo nuestra investigación gradual en el universo sonoro.
Un viaje sin certezas, aventurero. Descubríamos nuevas sonoridades, colores del sonido, dinámicas inaudibles-imperceptibles, sonidos puros.
La primera pieza, de 1981, es Das atmende Klarsein para pequeño coro, flauta baja, cinta y live electronics sobre textos extraídos de Las Elegías de Duino de Rainer Maria Rilke y de antiguas laminillas órficas seleccionadas por Massimo Cacciari. Esta pieza abre un camino que desembocaría en la ópera Prometeo. Tragedia dell’ascolto (Prometeo. Tragedia de la escucha).
En este repertorio el signo escrito no es exhaustivo ni de la idea musical ni de la poética musical; la fluidez y la dinámica del sonido derivan también de estímulos extemporáneos.
En general, en la interpretación, los ejecutantes no deben estar demasiado vinculados con la partitura, deben casi superarla. Es necesario profundizar en el pensamiento del compositor para poder trascender el texto escrito creando una dimensión sonora no estática y de límites indefinidos.
Se necesita aprender a escuchar-escucharse. ¡Se puede escuchar el silencio de manera sonora! Apreciar las bellezas submarinas del pp de la forma más rica. El estudio detallado de las dinámicas es fundamental. Explorar las diferencias empezando de la nada (cero) subiendo gradualmente de p a p hasta el máximo f nos devela un nuevo universo sonoro. Una infinidad de posibilidades de colores y de timbres. El diafragma controlará que el sonido sea regular y aparecerá como en el horizonte del mar desde un posible (utópico) ppppppppppppppp (¡15!) hasta un fffff… Los primeros pp casi no tendrán timbre, serán sonidos que no podrán remitirse a ningún instrumento particular, son casi sonidos neutros, llamados sonidos sinusoidales (privados de espectro armónico). La belleza de estos sonidos será exaltada gracias a la amplificación y la espacialización. Podrán escucharse hasta el fondo de la sala de concierto sin tener que tocarlos con más fuerza. Se puede crear incluso una ilusión acústica. Tocar en una sala o en un teatro con énfasis en los sonidos silenciosos. ¡La ilusión de hacer escuchar pausas de silencio…muy sonoras!
Recuerdo un concierto, a principios de los años ochenta, en el que Luigi Nono llevó mi interpretación al límite de lo audible, provocando una situación de escucha extrema frente a un público en religioso silencio buscando un hálito de sonido.
Tocar con 15 pp o 12 pp diferenciados. ¿Quién lo había hecho antes? Mientras experimentaba con el analizador computarizado sonoscop, para ver a qué nivel de pianissimo lograba producir un sonido con la flauta baja, al límite del silencio, habíamos escuchado unos golpes percusivos. El micrófono delante del cual tocaba captaba el latido de mi corazón.
A Nono le gustaba la ubicación de este pequeño estudio en la Selva Negra. Vivíamos en el bosque, en lo alto, en el Hotel Halden, en medio del viento, de la niebla, de la nieve, en el frío del invierno. A menudo nos acompañaban amigos y compositores como Wolfgang Rihm y Helmut Lachenmann.
Sucedía con frecuencia que, al estar experimentando, el entusiasmo fuera enorme. Por eso nos decíamos: “reescuchemos mañana, puede ser que el entusiasmo de hoy…”. Después, con la mente descansada, sucedía que ya no nos convencía lo que habíamos hecho. Entonces iniciábamos otro camino y luego lo escuchábamos; y tal vez al volver a escuchar lo que habíamos hecho el día antes, ¡nos parecía bellísimo!
¡La nuestra fue una gran amistad! Gigi era un hombre de una cultura y una generosidad sin igual y un pensamiento extremadamente profundo.
Pongamos atención a Musil “…si el sentido de la realidad existe, entonces debe existir también algo que llamaremos el sentido de la posibilidad”.
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“Es la realidad la que suscita la posibilidad…, sin embargo, en la media o en la suma siempre quedarán las mismas posibilidades que se repiten, hasta que llega alguien para quien una cosa real no vale más que una imaginaria. Es él quien da finalmente sentido y determinación a las nuevas posibilidades y las provoca”.
Para mí, este “alguien” es la posible prolongación fantástica del estudio experimental, paciente y necesario, de Friburgo, de las fascinantes vibraciones de la Selva Negra, de las asombrosas innovaciones de Fabbriciani (también él “cayó” en el estudio de Friburgo, y yo “caí en su maestría”. Luigi Nono, 1981.
A Das atmende Klarsein le siguieron muchas obras con distintas instrumentaciones en las que participé junto con el clarinetista Ciro Scarponi, el trombonista Giancarlo Schiaffini, el contrabajista Stefano Scodanibbio y la voz de Suzanne Otto, mis queridos compañeros de viaje.
1981 Io, frammmento dal Prometeo
1982 Quando stanno morendo. Diario polacco n. 2
1983 Omaggio a György Kurtág
1983 Guai ai gelidi mostri
1984 Prometeo. Tragedia dell’ascolto
1985 A Pierre. Dell’azzurro silenzio, inquietum
1986 Risonanze erranti. Liederzyklus a Massimo Cacciari
1987 1º Caminantes…Ayacucho
1987 Découvrir la subversion. Hommage à Edmond Jabès
1988 Post-prae-ludium n. 3 “BAAB-ARR”